domingo, 8 de febrero de 2009

- ¿Yo estoy loca o le pusiste algo al mate, Neme?¿Esa qui viene ahi no e' la Ña Naides?
- Si, che. Es la Ña Naides, nomá. Menos mal qui si acordó que tiene ahijao.
- Pero ¿qui hace en el sulky del Pepe? ¡Que raro!
- Buenas. ¿Cómo andan? ¿Me extrañaron?
- Más vale, si hace meses que no nos visita. El Esculapio la va a desconocer. Si yora e' por su culpa, eh. Y a todo esto ... ¿qui anda haciendo con el Pepe? No me diga qui lo patió al Ale.
- No, Neme. Lo que pasa es que tuve que venir en colectivo y Pepe me arrimó hasta el rancho.
- ¿Y su auto?
- ¿Se acuerda que para el bautismo de Esculapio le conté que se había fundido?
- Me lo recuerdo, si.
- Bueno, me lo entregaron después de pagar unos cuantos pesos.
- ¿Y entonce?
- Se volvió a fundir hace dos días. Mata pata.
- Usté me está macaniando.
- Jate embromar, Neme. Mirá que te va a macaniar en eso. ¿No le ve la cara de mate lavao que tiene? Venga, Ña Naides. Vamo a ver al Esculapio que está durmiendo la siesta. Va a ver como crició.


Como se nos pasa el tiempo
entre problema y problema
y siempre con el dilema
entre querer y poder.
Y al final podemos ver
que lo que en verdad importa
en esta vida tan corta
es estar con los amigos,
con nuestros seres queridos.
La pucha, los extrañé.

Nadie.